Esta es una pregunta que muchas
personas se hacen cuando leen o escuchan la palabra “aceptación”, la cual es una de las principales virtudes que
necesitamos cultivar para conseguir crecer o mejorar en algún aspecto interior
o personal de nuestra vida. Es común que cuando la escuchemos, inmediatamente
la asociemos con resignación. Por esto; quiero profundizar un poco sobre las
diferencias que existen entre los dos términos, veamos: primero, necesitamos saber
que aunque su significado es similar; desde el punto de vista del crecimiento personal,
son bien distintas. “La resignación” encarna abandonar la lucha, bajar los
brazos y la cabeza; declinando así cualquier posibilidad de cambio, se trata de
conformarse con una vicisitud, situación o condición. Mientras que la
aceptación equivale a un proceso que consiste en: identificar, reconocer,
después cuestionar, comprender y por
último, cambiar (en el supuesto de que el asunto esté en nuestras manos). Esto
último lo denominamos “aceptación activa”; que quiere decir que con todo el
amor, sin reprochar y juzgar, procedemos a sanar con el hecho y a reparar, sí es
el caso.
Para explicar la aceptación, observemos
el proceso en el caso de una persona que presenta alguna adicción. Dicho
individuo para empezar a solucionar su dificultad, necesita primero admitir que
el hecho compulsivo ha tomado el control de su vida (por lo general exhiben una
actitud de negación) y que ostentan una enfermedad psíquica; esto es lo que
significa identificar. Cuando logra
lo anterior, está preparada para el siguiente paso, el reconocimiento; lo cual consiste en adquirir una actitud de
interiorización, es decir que además de admitir, requiere sentir la realidad y
las consecuencias físicas y emocionales de aquello, en su vida. El siguiente
paso se trata de comprender mediante el cuestionamiento, el origen de su
situación y si es posible que la persona misma pueda cambiar esta situación; lo
cual dependerá del grado de adicción, sí es alta, demandará ayuda profesional y
sí es baja, es posible que el individuo pueda superarla y cambiar sin ayuda; esto es lo que llamamos “aceptación activa”.
Ahora, cuando la solución no se
encuentra en nuestras manos, entonces aquí retomaremos lo que significa “resignación”
o también “aceptación pasiva”. Por
ejemplo en sucesos como el clima, las catástrofes naturales, los conflictos
armados (por lo general fuera de nuestro alcance), la maldad de otros, las
acciones, palabras y pensamientos de los demás; necesitamos adquirir una
actitud de amor, respeto, compresión, compasión y quietud; con la salvedad de
que reflexionemos << ¿Si esto me afecta, que tiene que ver con migo? ¿Qué
hay de esto en mí?>>. Unas respuestas que nos pueden ayudar a crecer o
sanar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario