Toda adicción se caracteriza por
sentir la imperiosa necesidad de estar en contacto con la sustancia que
modifica el estado de normalidad del cuerpo y la mente; en el caso del caos
sucede de manera similar, aunque con la variable de que la sustancia que cambia
el comportamiento la produce nuestro organismo. Visto en el diccionario, el caos
significa desorden y confusión, sí lo aplicamos al asunto, se trata entonces de
personas que necesitan vivir en el conflicto, apuro, desgracia, contradicción
y/o angustia.
Lo anterior hace que el cerebro humano perciba estas situaciones como amenazas y segregue sustancias como la adrenalina[1] y el cortisol, cuyo propósito es mandar al cuerpo las señales de emergencia para que actué de forma perentoria y resuelva el suceso en el acto. Dichas sustancias actúan como un estimulante; por lo tanto, cuando se consigue la normalidad, los efectos pasan y la persona se percibe en una especie de “depresión”; generando la necesidad de volver a sentirse estimulado, envolviéndose en el círculo de la adicción. Todo lo expuesto es lo que lleva a un individuo a atraer o buscar dificultades que generen caos en su vida, por supuesto, de forma inconsciente.
Lo anterior hace que el cerebro humano perciba estas situaciones como amenazas y segregue sustancias como la adrenalina[1] y el cortisol, cuyo propósito es mandar al cuerpo las señales de emergencia para que actué de forma perentoria y resuelva el suceso en el acto. Dichas sustancias actúan como un estimulante; por lo tanto, cuando se consigue la normalidad, los efectos pasan y la persona se percibe en una especie de “depresión”; generando la necesidad de volver a sentirse estimulado, envolviéndose en el círculo de la adicción. Todo lo expuesto es lo que lleva a un individuo a atraer o buscar dificultades que generen caos en su vida, por supuesto, de forma inconsciente.
En el fondo el individuo se
convierte en un adicto a la adrenalina y el cortisol; no obstante, desarrolla,
debido a esto, un comportamiento de compulsión al caos. Veamos algunas formas
de su expresión:
1. Ir tarde
Es una conducta de personas que
continuamente van apuradas, llegan frecuentemente tarde a todas partes, incumplen
sus compromisos; usualmente, les faltan horas para terminar el día. Es la
típica persona que se distrae y luego galopa para alcanzar a llegar a algún
sitio o realizar una actividad.
2. Endeudarse
Las deudas ya sea con el banco,
los amigos, algún tipo de negocio, etc., representa que a éste individuo le
sobran días para llegar a fin de mes, siendo el prototipo de alguien incapaz de
decir “no”, cuando le ofrecen algo. Se
caracteriza por el desorden en su economía, van angustiados y agitados cada termino
de mes.
3. La disputa
Aquí encontramos a seres que
viven buscando disputa o discusión con los demás, están en constante actitud de
defensa y en activa posición de ataque. Dependiendo del interlocutor
posiblemente pasen de la agresión verbal a la física. Es la típica persona que
se centra en los mínimos detalles y se percibe ofendida con nimios gestos,
comportamientos o palabras de los otros.
4. La enfermedad
Son los seres que encuentran en
la enfermedad una forma de vivir, conocen los nombres de los medicamentos, los
protocolos de actuación en sucesos de emergencia o gravedad, leen obsesivamente
sobre las diversas patologías, inclusive “saben más que el médico”.
5. La tragedia
Es un modo de vivir en
excitación, son individuos que se fijan en el lado negativo o calamitoso de
cada situación; hablan, leen y piensan con constancia sobre eventos terribles y
catastróficos e historias trágicas que posiblemente consigan materializar en su
vida: accidentándose, enfermándose, enemistándose, etc.
6. El sufrimiento
Son los “sufridores gratuitos”;
es decir, aquellos individuos que cargan con los problemas de los demás como si
fueran propios, en especial cuando ellos no tienen uno. Esto último se parece a
una historia que contaban los abuelos sobre las mujeres que contrataban en
algunos entierros de personas para que fueran a llorar un muerto que no
conocían; el hecho era asociado como una muestra de “un buen entierro”. Lo cual es un ejemplo
del premio que la sociedad daba y continúa dando (de otras maneras) al
sufrimiento, favoreciendo el victimismo en ciertas personas.
7. La fantasía
Se trata de personas que
recrean en su mente historias o sucesos pasados o futuros que nunca realizaron
o llegaran a vivir. Se evaden del momento presente con sus elucubraciones
mentales. Construyen en su mente imágenes, diálogos y escenas que terminan
creyendo reales, en casos patológicos. El matiz para diferenciar con lo que
significa soñar y aspirar, es que dichas personas jamás trabajan por materializar
sus fantasías (metas claras).
La compulsión al caos es
un conflicto emocional que puede dirigir a la desgracia. Para superarlo es
necesario que la persona lo reconozca y lo enfrente; en primera medida bastará
con que ordene su vida, es tan simple como que en el baño no puede haber una
cama, ni en la cocina el lavabo, es sentido común, por ejemplo: para aquellos a
los que les faltan horas del día, necesitarán llevar y cumplir una agenda,
son seres que cuando se levantan no saben por dónde empezar; para los que se
endeudan, pues organizar la economía, haciendo las cuentas con lápiz y papel, apuntando todo lo que se gastan en
un comienzo y así identificar como emplean su dinero, luego, distribuyéndolo
y pagando las deudas, aunque al
principio se abone solamente. En suma, requieren de compromiso consigo mismos y dejar la actitud pueril que los
caracteriza.
Una persona puede presentar una
o varias de las formas que hemos expuesto e incluso todas. Lo relevante es reflexionar
y hacerse consciente de la posibilidad de ostentar esta compulsión y si existe
dificultad o imposibilidad para modificar el comportamiento, recomiendo que se
acuda o busque ayuda profesional.
[1] Articulo
sobre los adictos a la adrenalina, http://www.bellomagazine.com/actualidad/adiccion-adrenalina
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